| Nota di contenuto |
Intro -- Prólogo -- Mi ombligo y el balcón -- La casa que quería irse por un precipicio -- El poeta del Salto del Mico -- Jonás se pide un mar sin límites -- Vida de ninivita -- Texto de la tablilla número 1953 de la biblioteca de Nínive -- Hablaba de una rosa prodigiosa que se escondía más allá de Tarsis -- El héroe y la recompensa -- Abuela, sucede que la vejez ya no se lleva -- Que todo se marchite, menos el eterno femenino -- Ella nos deja solo con tres palabras -- La piel y el misterio -- El crimen de la Librería Junín -- Ya están aquí las acuciosas moscas necróforas -- Pascal, dos amigas y un ojo sin photoshop -- Nos preguntamos si Floro tiene ahora la suerte de pasearse por las calles de Roma -- Un huitoto chistoso en la fiesta del año -- Dos muertos que escupían púas -- Enloda usted el buen nombre de Nuestra Señora de los Charcos -- Póngame usted la música de las esferas celestiales -- No mirarás hacia atrás -- Dios cada vez tiene más poderes -- El millonario místico -- Tantas tintas tontas -- La mejor sesión -- Todos estábamos ciegos -- (14 de junio de 1986) -- Historia de un color beatífico que no se confundió con la nieve -- A la muerte no le gusta posar en traje de baño -- Aprenda usted a decir correctamente whisky en chino -- La piscina ahogada -- ¿Capilla o piscina? -- Hijo mío, te lo ordeno: no mires hacia el desierto -- No todo olía a Christian Dior -- Lo que pasó a orillas de un río muerto, a lo largo de un sendero de atmósfera franciscana -- Otro golpe de la palabra gol -- Algo nuevo bajo nuestro benigno sol -- ¿Y qué pasó con la niña que yo traía? -- Mataron a Rubén -- El mago de Alepo -- Los dioses se confiesan detrás de la catedral -- Donde saltan a la vista las pulidas y esmaltadas uñas de Drácula -- Siete retretes a la espera de la flor de la vida -- Donde Transilvania pasa un mal trago.
Un milagro de Poncio Pilatos -- El álbum de las caídas -- ¿Para qué es buena la sangre de murciélago? -- Que se mueran solo los que no tienen dónde caerse muertos -- Palabras sin azufre sobre la digestión de Satán -- La tienda de doña Olga -- Rebeldía de una octogenaria en vísperas de su partida -- La cucharada del Ángel de la Guarda -- (Cementerio de San Pedro, diez años después) -- El Ángel de la Guarda se luce en los alrededores del estadio Atanasio Girardot -- Dios mediante, el fin de la semana entrante -- Mami no se va para Miami -- La fiesta póstuma de Madame Lucifer -- Ninguna ginebra hace el milagro de cambiar la voz -- El baile que se perdió la Barbie -- Caracola con cantaleta -- El ahogado que se hace todas las tardes en el Parque de los Novios -- Nos vemos en el ascensor -- Tina, siempre tan bien sostenida -- Entró sin tocar y se adueñó de todo, hasta de la pestañina -- Acerca de una pasión precoz por las alturas -- Se hace camino con el calzado idóneo -- Auge y caída del número 45 -- Elvira Cartagena -- Bernarda a las cuatro de la mañana -- La guerra de las beatas -- El día en que Luis Antonio eclipsó a Doris Inés Gil Santamaría -- Veámonos dentro de cien años -- El feo que le hizo María Bonita a una reina de Medellín que la idolatraba -- Eso tan hollywoodense se echa al olvido -- El mago Arak y el aplauso de la muerte -- Sé bueno -- Por amor de Dios, no me echen al olvido -- ¿No tendrá usted por casualidad un Picasso que case con la exclusiva decoración de mi casa? -- No permitas que tu desierto interior vuelva a ser un jardín -- A la espera de un soneto que venga con las palabras coctel y plácet -- Analfabetismo, divino tesoro -- Palabras de autoayuda en medio del desierto -- Una gorra sin historia o el tema siempre vigente de la minoría de edad -- Cuán verde es la tumba del revolucionario desconocido.
No es necesario que cada bosque tenga una leyenda -- Y de postre, la posibilidad de un abismo -- Prefiero asilarme en la luna a vivir en un asilo -- Mucho nos complace informar que el incomparable Jesús ha vuelto -- ¿Un picnic o una tarde en el futuro? -- A la mujer barbada la exhiben en otra jaula -- Rabia en Miami -- Máquinas enamoradas a la luz de la luna de Miami -- La realidad y el Gimnasio Hércules -- Contratos sin letras pequeñas -- Ante la tumba de un eterno deseoso -- Susy no mordía -- Carta de una máscara de ausente al Llanero Solitario -- Cada peregrino con su espejismo -- El Oculto -- El llanto de los caballos persas -- Cambio nube de incienso por libro incendiario -- Viendo llover lo que nunca llovió en Macondo -- Nuestro vano en La Habana -- Ángeles somos y ay de los que no sean como nosotros -- Sin noticias del héroe que salió bien librado de la isla de Circe -- Enfrente de mi casa había una sucursal del Muro de Berlín -- Cagajón por aquí, cagajón por allá -- Serias medidas para borrar un símbolo de trescientos miedos -- Mi parte de tártaro gana la partida -- La intuición de Rubén Darío -- Postal de Troya con un ay y dos trofeos -- Mami, quiero ser un sex symbol -- Un bocado de cardenal para el entrañable Tigre de Amalfi -- Hijo de biblioteca sale rayado -- Más juventud para Tutankamón -- Viajes en una lambretta de 1961 junto a la palabra tuya -- Lía Ochoa de Cadavid -- A lo lejos se veía el mar que se queda con todas las máscaras -- Relato en forma de alcancía -- Sé tu propio ángel antes que sea demasiado tarde -- El camino de la luz empieza en un garaje mal iluminado -- Rita Roger -- Ni agua ni guadaña -- Vosotros, los que ya no sois, contratad a un buen reanimador -- Fórmula casera para resucitar a medio mundo -- Pasos de hombre y pasos de bestia -- Afrodita y los bárbaros -- El Oldsmobile no era para los malos caminos.
Antinoo en el antro de los monstruos -- Cumpleaños con una luz enceguecedora -- Teoría monstruosa de la felicidad -- La tía Luz en Marte y su sobrino menos aterrizado en un lugar inconfesable -- El primer robot que dijo no -- Una orgía con Sócrates -- Planes para morir apuñalado en la primera casa -- Vestirse de mujer para pasarla bien -- Tantas fieras sueltas -- No dejes la kriptonita en casa -- ¿Qué vamos a hacer con este cadáver? -- Nunca serás feo -- (Sergio Lillo, 1991-2016) -- A quien todavía pueda interesarse seriamente por algo -- Nada más que una de las tantas antesalas de la nada -- Los balcones no son para coquetear con el vacío -- Nueva consagración de la primavera -- La voz que se parecía al desierto -- A todos nos toca caer con Troya -- Acerca de la fiera inexplicable que me arroja a la avenida 33 -- Digamos que apenas tres capas -- Un selfie con la más influyente -- El silencio es para los muertos -- Toda palabra es palabrería -- La muerte a la hora del té -- ¿Sabe "El enemigo de la muerte" para quién ha trabajado? -- Vendrá la muerte y tendrás la mirada del príncipe Bolkonski -- (2 de diciembre de 1805) -- ¿De qué va este nuevo libro sobre el abismo? -- La flor del día no crece a la sombra de las palabras bonitas -- El compañero de la alegre figura -- _GoBack.
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