La atmósfera enrarecida por las malas prácticas en la vida española ha dado a la luz estos breves estudios de comunicación pública. Tratan de rebajas políticas, homilías festivas, sucedáneos de prensa en posguerra y transición, normativa de opereta, contratos en letra de hormiga y ofertas de ilusionistas. Son acontecimientos políticos y de publicidad corporativa que comparten una atroz afinidad, la del abuso de influencia. El abuso de influencia es la persuasión manipuladora, que se vale de una posición dominante, una relación de prestigio y unos recursos inadvertidos. La relación abusiva beneficia al persuasor y lesiona los derechos del persuadido. La crítica de estos discursos promueve códigos de buenas prácticas comunicativas. Estas atienden al interés público y la lealtad institucional, a la eficiencia en el gasto y la pluralidad de voces y, finalmente, a la veracidad y la responsabilidad argumentativa. |